Por Rosa Campusano
Hay personas que llegan a la enseñanza por vocación desde siempre, y otras, como Vivian Nora Matos Alcántara, que descubren el llamado en el trayecto. Fue en febrero del año 2005 cuando la profesora pisó por primera vez las aulas del Instituto Politécnico Loyola. Egresada de la carrera Comunicación Social, descubrió su pasión por la enseñanza mientras realizaba la maestría Lingüística Aplicada a la Enseñanza del Idioma Español, y reconoce que nunca imaginó que la docencia sería su camino de vida.
En las aulas ha creado su sello personal, combinado con la paciencia, el amor y la entrega. A esto le agrega el deseo de aprender de los alumnos y la disciplina característica del Loyola. Aunque también se ha topado con algunos que no les interesa la asignatura, pero, como explicó más arriba, “con paciencia y amor” logra motivarlos. Si algo define a Vivian es su amor por el aula: “No me inspira ocupar cargos, prefiero el aula. Me inspira crecer para dar lo mejor a mis estudiantes”.
A su llegada a la Institución, la docente reconoce que carecía de experiencia y tenía dificultad para manejar la disciplina en el aula. “Mi coordinadora me puso a prueba y me sugirió varias estrategias para lograrla. Hasta el día de hoy es una de las personas que más valora mi trabajo”. Desde entonces, se ha enfrentado con valentía a todos los retos que le ha presentado la Institución a lo largo del tiempo. Diez años después de su llegada tuvo que enfrentar lo que describe como su mayor desafío: “asumir la coordinación del área de Lengua Española desde el 2015 hasta el 2021”, lo cual, dice, superó con responsabilidad y con el apoyo de sus compañeros de área.
Se identifica profundamente con los valores que promueve el IPL, especialmente la honestidad, el respeto y el trabajo en equipo, que ha sabido cultivar tanto en el aula como en su vida personal.
Fuera de las aulas, la maestra disfruta de leer, viajar, compartir con su familia y, sobre todo, estudiar la lengua española, su gran pasión. Mira al futuro con el deseo de seguir colaborando en proyectos relacionados con la educación, sin salir de las aulas.
A los jóvenes que hoy inician su camino en Loyola, les deja un consejo lleno de sabiduría y equilibrio: “Busquen un balance entre el estudio y su bienestar personal. Establezcan horarios, eviten distracciones, pero, sobre todo, descansen. Porque solo en armonía se aprende de verdad”.