Por Rosa Campusano
Hace 18 años llegó a las instalaciones del Instituto Politécnico Loyola (IPL) la profesora Teresa Nova para trabajar, en ese entonces, en el área de cocina, nada que ver con su verdadera vocación, la enseñanza en las aulas. Amor con el que dice haber nacido, ya que esto no se forma en el camino, es algo que te acompaña siempre.
Teresa es un ejemplo de superación, esfuerzo y sacrificio, una mujer luchadora que no se detiene ante las adversidades de la vida y que ha servido de ejemplo para sus antiguas compañeras de cocina, “nada es difícil si tú quieres”, afirma.
Su historia en el IPL inicia por el año 2000, cuando llegó con otra persona para trabajar en la cocina, puesto en el que duró cuatro años con un contrato externo, luego pasó a ser contratada directamente por la Institución como encargada de consejería, lo que incluía ser el ama de llaves, con hora de entrada, pero sin hora de salida, ya que tenía a su cargo el abrir y cerrar todas las puertas del Politécnico y 18 mujeres que supervisar.
Madre, esposa y con un sueño por el que luchar, Teresa mantenía su mirada fija en la meta, ser docente. En sus inicios, no había terminado la secundaria, y las personas con las que empezó a relacionarse le sirvieron de inspiración para concluir sus estudios y luego pasar a la universidad, donde se graduó como Lic. En Educación Inicial, su sueño hecho realidad.
“Cuando estaba pequeña, una maestra me sirvió de inspiración, el amor con el que enseñaba me llamaba mucho la atención y un día le pregunté ´maestra, ¿cómo usted hace para darnos tanto amor?´, a lo que ella me contestó ´eso nace´. Y desde ese tiempo me enamoré de su forma de ser y dije, yo tengo que ser maestra también, en el nombre de Jesús”.
“Loyola es ejemplo de superación, tú llegas aquí y las personas a tu alrededor te motivan a seguir adelante, a superarte”, motivación que le sirvió de ejemplo para no darse por vencida. “Cuando servía en las mesas a los profesores o veía que participaban en tantos talleres de formación y superación decía en mi mente que algún día estaría entre ese grupo de hombres y mujeres”.
Madre de tres, dos de ellos egresados de Loyola, y la más pequeña, de nueve años, actualmente está en la primaria de la Institución. Sí, Teresa tuvo a dos de sus tres hijos mientras trabajaba, estudiaba y luchaba por un sueño.
Recordar todo lo que vivió para llegar a donde hoy está, llena los ojos de lágrimas a la maestra, pero hay algo que la reconforta, “mi hija, que ahora quiere estudiar Psicología, me ve como su inspiración, mi historia le motiva a prepararse y a luchar por lo que quiere”.
Su historia sirve de motivación para tantas jóvenes que se enfocan en las dificultades, no quieren salir de su zona de confort y no luchan por eso que quieren. Nova asegura que aún ve a las muchachas del área de Servicios Generales, muy jovencitas, y les dice que deben de estudiar, prepararse para un mejor futuro. “Siempre les digo a las jóvenes de conserjería, aun no estando bajo mi mando, que sigan adelante, porque limpiar el piso no es un trabajo que digamos que es malo, porque es un trabajo, pero pueden hacer otras cosas”.
“Estoy muy agradecida de la Institución porque, así como ellos me abrieron puertas a mí, también se las han abierto a muchas personas y las siguen abriendo”, expresó Nova.