Por: Rosa Campusano
Aunque está graduada en Economía con un postgrado en Gestión del Sector Social y las Organizaciones sin Fines de Lucro, Lissette Núñez Gómez no olvida sus últimos seis años de Secundaria en el Instituto Politécnico Loyola (IPL) donde aprendió las herramientas necesarias para ser cada día más humana y convertirse en un ente de cambio.
Lissette, egresada del IPL del técnico en Electrónica en Comunicaciones promoción 2013, si bien cuenta ya con diez años de graduada, reconoce que siempre hay algo que le recuerda sus tiempos en la Institución, y es que la formación en valores que recibió no solo le ha servido para su vida profesional, sino también en su vida personal en la que continuará multiplicándola en sus hijos.
“Loyola se encarga de formar a sus estudiantes en valores, lo cual pienso que es una de las principales carencias que tiene la sociedad dominicana actual. Esa excelencia combinada con la disciplina y los valores que se nos fomentan, es lo que hace que el IPL se distinga cada día”, expresó Núñez durante una entrevista para el programa Huellas, dedicado a nuestros Antiguos Alumnos y que se transmite una vez al mes por la emisora Magis 98.3 FM.
Durante la entrevista, Núñez también habló sobre su entrada al IPL en 2007, una decisión de su padre, quien omo docente universitario veía la calidad de sus egresados. Además, quería que sus hijos tuvieran una buena base educativa en las principales áreas del saber, por si en un futuro querían estudiar en el extranjero, visión que hoy cumple Lissette, pues tras concluir sus estudios universitarios viajó a Canadá a realizar una maestría, país donde hoy reside y labora como Oficial de Servicios Filantrópicos en Hamilton Community Foundation en la ciudad de Hamilton.
“Mis padres, junto con la formación que tuve en Loyola, fueron los entes claves que crearon el ser humano que soy hoy en día. Loyola me formó no solo con los conocimientos académicos generales y habilidades blandas que se requieren para ser exitoso en el mundo profesional y personal, también me permitió conocer personas extraordinarias que han estado conmigo en los momentos de dicha y adversidades por casi 15 años”, agregó.
Cuando las cosas se ponen difícil y cree no poder dar más, ella recuerda lo aprendido en las noches de desvelos por las múltiples tareas que debía de realizar en Loyola: “no importa que tan difícil sea el camino o los obstáculos que se presenten, si te dedicas y lo haces con amor, poniendo a Dios como tu centro, lo lograrás. El cielo es el límite”.