“Lo que hace distinto al IPL de los demás centros es la educación de calidad que ofrece, así como la capacitación y el compromiso que posee su cuerpo docente”, manifiesta Raúl con orgullo y agradecimiento.
Asegura que la mayor fortaleza de Loyola en el proceso de formación es brindar conocimientos y habilidades para poder resolver las distintas situaciones presentadas, y que la principal enseñanza recibida, la cual le ha ayudado a levantarse y seguir en momentos difíciles, fue la disciplina.
Destaca como su máximo aprendizaje durante los años de estudio, “la capacidad de poder resolver y adaptarme a situaciones nuevas y complejas”. Dijo que lo aprendido en el IPL ocupa una posición fundamental en su vida, “ya que la formación obtenida, a nivel general, me ha permitido acceder y desarrollarme en los distintos ambientes laborales, y poder emprender proyectos y negocios, mejorando de esta manera la calidad de vida”.
Como aquel que agradece por tanto bien recibido, Raúl agrega que Loyola significa en su vida, tanto profesional como personal, “la preparación de un profesional y una persona con principios, valores, conocimientos, seguridad”.
El ingeniero, quien viene de una familia de hermanos y primos egresados de la Institución, indica que sus motivaciones y las de sus padres para estudiar en esta institución fueron las fortalezas, habilidades y destrezas que adquirían los estudiantes. “Para ese tiempo, y hasta hoy en día, la calidad de profesionales egresados de Loyola es reconocida”, añadió.
Señaló que tiene varios recuerdos del IPL, entre ellos, amistades que hizo en la Institución, la práctica de deportes y muchos momentos felices. “Por otro lado, también recuerdo muchos momentos de estrés con lecciones aprendidas y la satisfacción de haber logrado superar las distintas metas”.
Consciente de la excelencia de la educación del Politécnico Loyola, Raúl Javier tiene el deseo de que sus hijos reciban la misma formación, por lo que, desde ya, su hija forma parte de su alumnado y espera también inscribir al varón.